El tiempo pasa, pasa, pasa.
y así como pasa, yo me voy desvaneciendo,
Sobre un pétalo, como una gota de agua,
callendo a un lugar donde voy a reventar,
formando un charco,
es ahí donde voy a descansar, la caída es brusca,
dolorosa, pero siempre se trata de amortiguarla,
Voy recorriendo la distancia entre el rosal y el suelo,
sólo necesito tiempo para tocar tierra, tiempo, sólo eso.
Las manesillas del reloj se pelean entre ellas,
sólo quedan juntas un segundo y un minuto,
bastante para detener el tiempo,
En un segundo puedo traspasar la hilera de tus ojos,
ojos escondidos trás un vendaval de deseo puro,
y del otro lado lo más tierno que hay dentro de un lobo,
En un minuto puedo entender y disfrutar el rico vacío,
el lenguaje de tus labios prohibidos, fugaces, distantes,
marchitos, lejanos, profundos, mentirosos, verdaderos,
despiadados.
Siendo esa gota que moja la resequedad de tu sed, de la mía
me permito saciarme y saciarte y salirme del tiempo y caer al piso,
como una gota más, de las infinitas, sólamente cómo.
al mismo tiempo transformandome en esa tierra fértil,
que con tu semilla ingendrarás un nuevo rosal,
en medio de un lugar donde nadie podrá magullar.
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